top of page

13,99€ o el libro prohibido de la publicidad

¡Quiero volver!
"Me dedico a vender cosas a la gente que hace 10 minutos no necesitaban. Soy el que te hace soñar con cosas que nunca tendrás, en mi profesión nadie desea vuestra felicidad, porque la gente feliz no consume. Me llamo Octave y soy publicista.”
e0c99f076a2dda61ed2c29aa2c50f4896c54f5fa.jpeg

Frédéric Beigbeder se inspiró en su experiencia personal como creativo publicitario para desarrollar esta novela en contra de la industria publicitaria. En ella pone de manifiesto la crueldad y frialdad de las agencias del sector, únicamente interesadas en engañar a los consumidores para que compren sus productos. ¿Pero somos realmente los publicistas los villanos del cuento?

Según mi experiencia, los estudiantes de publicidad solemos pasar por un momento de duda al escoger estos estudios. La moral empieza a hacer estragos y te planteas si en tu carrera profesional vas a tener que venderle el alma al diablo.

El autor de esta novela describe desde una perspectiva destructiva de sexo, violencia y drogas, una realidad cruda y pesimista de la publicidad. Sitúa a las agencias como vampiros que chupan las ideas de los creativos publicitarios para conseguir que sus públicos consuman los productos de sus clientes. Pero entonces, ¿la publicidad únicamente se preocupa por las ventas?

77b354c4603bc4cd7c881e12d5749b4e.jpeg

En parte sí, no debemos olvidar que al fin y al cabo se trata de un negocio que tiene que obtener unos beneficios para subsistir. Aun así, hemos sido conscientes de un cambio, hemos pasado de una comunicación puramente racional a una emocional. Los consumidores se han vuelto más críticos y desconfiados con la publicidad, llegando incluso a evitar los impactos publicitarios. Ahora más que nunca necesitan identificarse con los productos que compran, porque en la sociedad actual, lo que consumimos dice mucho de nosotros, de nuestra personalidad y de nuestra persona. Las marcas se han convertido en parte de nuestra identidad debido a los significados intangibles que llevan asociados.

 

Es por este motivo, que la publicidad ha tenido que dar un giro y adaptarse a la sociedad del momento: identificando los públicos a los que se dirige, su estilo de vida, los gustos, las rutinas, los productos que consumen, los que no consumen, el modo de relacionarse, su consciencia política, entre muchos otros.

 

En el libro se trata al consumidor como un peón sin consciencia ni espíritu crítico que compra todo lo que aparece en televisión. Quizá se trata de una exageración de lo que podía ocurrir en el pasado, pero desde luego no comparto para nada esa visión acerca de la sociedad de hoy en día. Para mí, es el consumidor el que tiene el poder sobre el producto y la marca, llegando incluso a poner en la cuerda floja a las empresas que no se adaptan a la sociedad actual. La igualdad y la sostenibilidad podrían ser dos grandes ejemplos de conceptos que preocupan a los consumidores y a los que las marcas deben adaptarse para hacer una comunicación que tenga sentido a día de hoy.

9fa19073c8e5dfe1b3810d7a9920ba2f_edited.

Por lo tanto, ya no solo vale con vender, ahora es necesario entender a los consumidores y adaptarse a los cambios para generar campañas de valor. Los publicitarios no crean necesidades, sino que identifican las necesidades existentes de los diferentes públicos e intentan adaptar los productos y su comunicación a ellas.

Quizá vuestra percepción sobre el mundo publicitario cambie tras leer este libro, he conocido a muchos estudiantes que se han sentido molestos, incomprendidos y hechos un mar de dudas tras acabarlo. Mi consejo es que si os llama la atención lo leáis sabiendo que se trata de una crítica dura a vuestro trabajo o futuro trabajo, pero no es más que eso, una crítica de una situación en concreto en un momento determinado. No os lo toméis muy a pecho, el ataque no es contra vosotros como individuos, sino que puede hacernos reflexionar sobre cómo podemos llevar a cabo la publicidad del futuro.

bottom of page